Las largas colas que se formaron en los surtidores de la ciudad son una muestra de lo que puede pasar en un futuro si no se cambia la matriz energética o se garantiza la producción y distribución de combustible.
Bajo un intenso sol, soportando altas temperaturas, propias del clima de la región en esta época del año, los choferes pasaron horas esperando su turno para poder comprar gasolina; días antes había problemas para comprar diésel.
Hoy la provisión de gasolina y diésel está garantizada para la ciudad de Trinidad y las largas colas son el efecto de una “falsa sensación de desabastecimiento”, según explicaron las autoridades de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) tras una reunión con representantes de instituciones cívicas locales.
Falsa o no, hay que tomar medidas concretas para evitar que se vuelvan a formar las largas colas, como por ejemplo, prohibir la venta de gasolina en bidones para que sea revendida a precios exageradamente altos. Quienes se dedican a esa actividad argumentan que no hay otros trabajos que puedan desarrollar. La pregunta correcta es si la ciudadanía en general tiene que pagar por la elevación del precio gestado por los especuladores.
Una tarea pendiente es atender la creciente demanda de diésel que se gesta desde los campos benianos, donde maquinaria pesada se está dedicando a la preparación de la tierra para la siembra y posterior periodo de cosecha. Si el departamento del Beni quiere extender su frontera agrícola, como lo vienen promoviendo desde diferentes instituciones, se tienen que hacer las gestiones correctas para que el Estado garantice el abastecimiento de la energía que se necesita para ello.