Destino

Por Germán Barbery Monasterio

Un adagio popular dice: “Los pueblos tienen el destino que sus hijos quieren darle”. Y, al parecer, los benianos se han decidido a darle al Beni el destino que le corresponde en el consenso nacional.

No otra cosa se deduce de la multitudinaria marcha realizada en ocasión de confirmar su firme decisión de luchar al lado del Comité Cívico del Beni por lograr la reivindicación del tres por ciento de las regalías petroleras que corresponden a nuestro Departamento, como consecuencia del PACTO DE CABALLEROS firmado por nuestros parlamentarios con sus homólogos cruceños el año 1983, en virtud al cual, los representantes orientales determinan ceder en favor de nuestro departamento el 27.27% del 11% de regalías petroleras que percibe ese departamento como productor de petróleo, regalía que fuera reconocida por el gobierno de Busch en julio de ese mismo año a todos los departamentos productores.

La realidad es que el Beni se ha cansado de escuchar los cuentos de sirena que tan sólo hablan de su promisorio “futuro” olvidándose que primero hay que ser presente y cimentar ese futuro, pues la naturaleza misma nos enseña que primero hay que ser larva para transformarse en oruga y finalmente en mariposa.

La multitudinaria marcha a la que nos referimos, pese a quienes no lo crean así, tuvo la virtud de despertar a un pueblo que a partir de entonces ha tomado la senda sacrificada de la lucha para lograr el reconocimiento de los derechos que le asisten.

Con la posición firme adoptada por el pueblo beniano a través del Comité Cívico, se ha despertado la conciencia nacional que ahora ve un pueblo abandonado y postergado por centurias, un pueblo al que se lo creía sumiso y conformado con su suerte.

Pero tanto abandono, frustración y olvido, colmaron la paciencia y rebasaron el conformismo para salir a las calles y exigir lo que corresponde por ley y derecho al Beni.

Que nadie despierte la furia del león dormido porque se expone a ser devorado por éste.

Santa Cruz a través de sus dirigentes llegó al colmo del cinismo que, cuantas veces, antes del problema, se quería dialogar, con sonrisas y evasivas eludían el tema.

Sin embargo, el superestado dentro del Estado, tuvo que maniobrar maquiavélicamente cuando vio la posición firme de un pueblo pequeño y pobre, pero decidido a vencer en la desigual lucha, por defender sus derechos conculcados.

La aprobación del proyecto de ley en grande en la cámara de Diputados, fue el campanazo que hizo que el ensoberbecido de ayer, buscara por todos los medios posibles el diálogo para llegar a un arreglo y ante el fracaso de éste por la conocida farisaica posición del citado proyecto en detalle, quedando postergado hasta la próxima legislatura.

El pueblo beniano debe estar consciente que la primera batalla se ha ganado, pero aún falta ganar la guerra, y para ello, debe aprestarse a continuar la lucha con firmeza y convicción, porque la razón está de nuestra parte.

Ahora más que nunca, debemos estar unidos férreamente para conquistar el mañana que es nuestro.